Monday, January 30, 2006

Chet Baker y las ventanas.

Charla con Juanpo.

M: Yo hace poco llegué a la conclusión de que a los standards de jazz no hay con que darles… es perfecto.
(suena “Cry” versión Ray Charles)
J: Lo que me pasa con esta música es que es tan perfecta y yo llego a mi casa y la pongo y después miro para afuera y me da ganas de tirarme por la ventana!!!
(yo empiezo a escribir)
J: Lo que no entiendo es cómo te gusta tanto esta música y no fumas!
(prende su galoises. Ese cigarrillo que busqué por toda europa, entrando en clubes de jazz porque mi primer novio músico me había iniciado en este camino sin retorno. Y yo coleccionaba esos cigarrillos del logo bonito y de los fumadores celebres y ecritores. Rubios, Negros sobre todo, con y sin boquilla y por sobre todo uno de cada país. Yo sigo escribiendo , Juan fuma, se va Tony Benett, llega Charlie Barnett. Las dos T serán parte del jazz???)
J: No puedo creer que hagas estas cosas!!!
(si, si, los standards de jazz son perfectos y como yo no tengo ventana no tengo riesgo de salto. En una tarde de calor, que mejor que Sarah Vaughan y un amigo que fuma galoises. Si, si, hay cosas mejores, suena “As time goes by” y me acuerdo de Martín, en mic ama, diciendo que la famosa linea de “Play it again, SAm” nunca fue pronunciada. Y me da ganas de decirle desde aca que con esta música sería casi delito pronunciar algo…)

Sunday, January 22, 2006

Me siento Meg Ryan

Guau. Guau. Guau. Yo se que no iba a usar esta pagina para decir cosas personales, pero lo que me paso hoy tengo ganas de gritarselo al planeta. Y seguramente no dure asi que voy a usar esto para acordarme de que unque no dure la noche de hoy fue increible.
Hace tiempo que estoy obsesionada con el azar. Nada mas que decir, nada mas que algunos hechos que se sucedieron hace algunas horas.
Iba a ir al cine con mi amiga Gimena. Como ella es una pajera barbara (gracias Gime!!! gracias Gime!!!!) me suspendio la salida. Por lo tanto yo decidi que en vez de ver la pelicula de las 20 hs iba a ir a ver la de las 18:30 que me parecia mas interesante (solo por el titulo "Tres romances en Paris"). Me vesti como si fuera a una cita. Y me fui sola al cine, pensando en si me encontraria con alguien. Llegue con la pelicula empezada. Yo en esas ocasiones suelo irme pero me quede. Entre al cine a oscuras y me sente en la tercera fila. Al lado mio habia un chico y me pregunte toda la pelicula si el sería él. Pero al final de la película me levante sin ninguna esperanza pensando que soy una estupida y que tal vez las películas de amor me estan tranformando (cual Don quijote con los libros de caballerias) en una pelotuda sin remedio, una tarada sin ninguna relacion con el mundo real. Me di vuelta y me encontre con Chango, que es el amigo del novio de emily, que estaba con su chica y aun asi, la nena ingenua se pregunto "sera el?" y casi que ni tuve tiempo de sentir verguenza de este pensamiento porque levante la vista y lo vi. EL. El com todas las mayusculas del mundo. Mi primer profesor de la facultad de quien estuve perdidamente enamorada por un cuatrimestre y que se habia transformado en un mito en mi vida. De hecho, en una conversacion hace algunos meses con mi amiga Jimena (que no es Gimena la que em planto por suerte) en la que yo me quejaba de que no me gustaba nadie pero nadie la unica excepcion que puse fue como un jemplo de lo imposible el nombre de ese señor. El señor estaba solo. Y una de las primeras cosas que me confeso en nuestra charla en la entrada del museo fue que a el tambien a veces le daba verguenza ir al cine solo. Cafe. Caminamos. Empanadas. Colectivo.
Si, si, el azar existe. Y hoy toco una sinfonia toda todita para mi. Como me consiente la vida!

Wednesday, January 18, 2006

Pequeñas frases para el reverso de los sobrecitos de azúcar

Leyendo un pasaje de una novela sobre lo absurdo de un matrimonio en particular, pienso que el acto de casarse, de hacer público ese deseo de “estar juntos para siempre” lo único que está haciendo es pedir a gritos que no se cumpla. Casarse es firmar en ese acto tu propia acta de divorcio con pago diferido. Si nos comprometemos a algo de esa manera, lo único que puede pasar es que se revierta. Como todo en la vida. Nada queda igual, o evoluciona o involuciona. Y en los dos casos la salida es la misma. Creo que la única manera de enfrentar la meta de ese sueño infantil del amor eterno es no ser tan soberbios como para creer que lo logramos.
Ayer pensaba: I can deal with the unexpected but I definitely can´t deal with the disappointment.

Friday, January 13, 2006

En busca del destino

En busca del destino:

Que loco. Hoy es 13 de enero. Trece del mes uno. 13/1. Capicua. Tiene mala fama el trece, pero como todas esas supersticiones, hay quien cree que traen mala suerte y quien cree que todo lo contrario. Yo, no se si por peleadora o porque siempre me gusto llevar la contra formo parte del grupo de “quien cree todo lo contrario” asi que cada vez que veo una escalera en la calle intento pasar justito justito por abajo para atraer la buena fortuna. Igual debo confesar que algunas veces creo que tal vez los que no creen todo lo contrario tengan razón y que me estoy haciendo las cosas mucho más difíciles en la vida atrayendo tanta yeta. La cuestión igual es que soy una persona suertuda en general, bastante suertuda. Y bastante supersticiosa. Y mi buena suerte me hace creer que creer todo lo contrario es lo indicado.
Pequeño preámbulo para explicar que hace días que estoy esperando el día de hoy. Porque hace más de un mes que el número trece me persigue, aparece en todos lados y siempre indicando suerte. Habitación 213, primer número que apuesto en mi vida en el casino: 13 (y gané, yeiiiii), me fui a vivir sola el 13, mi ultimo amor fue mi chico numero 13, y el otro dia caminando por la calle con un amigo me encontré un papelito tirado de un hotel que decia 313 lo cual funciono como una total confirmación. Asi que solita, me invente que el dia trece me iba a pasar algo maravilloso (para los que no me conocen, “algo maravilloso” es solo una abreviación de: voy caminando por la calle, entro a un bar chiquito, sin televisor, con una luz tenue pero con una mesa en la ventana con buena luz natural, sin música salvo el ruido de la maquina de café, me siento en esa mesa, abro un libro, me pongo a leer desinteresadamente –cosa que es imposible porque dada esta imagen cada vez que leo en un bar lo hago interesadamente- y pasa caminando El. (para los que no me conocen y no conocen a ninguna mina, abreviatura para el amor de mi vida) –de hecho hace un par de meses me ocurrió un suceso muy muy similar, incluso en lo desinteresada de la lectura, entro el, toda la historia y me invito a salir. Salimos y aunque todo me demostraba que el no era para mi yo estaba convencida de que tenia que seguir intentando y un dia me daria cuenta de por que el era el amor de mi vida. Pero no. Me dejo unos botones muy lindos de regalo igual.) Porque es trece y porque encima es capicua.
Y aca estoy….esperando. No terminó aun el día. Iba a salir a la noche, pero mis amigas me dejaron plantada y eso disminuye las posibilidades de que el día sea el día de la suerte. La verdad es que hasta ahora lo único que me pasó es que fui al banco Rio a pagarle algo a mi papá y había un tipo raro justo atrás mio en la fila y me miraba y me miraba (porque obviamente que me vestí linda hoy, si es el día que tengo que conocer a mi futuro esposo!!!, no quiero que después les diga a nuestros hijos “tu mama tenia puesta una camisa tan horrible el dia que nos conocimos”) y tenia una cara de delincuente…pero por suerte mi creencia en el destino tiene un limite y por las dudas si lo que me iba a pasar de extraordinario un dia trece no era algo lindo sino feo, por las dudas, no le di mi teléfono al señor de la fila…
Y acá, aburrida, pensando…me abrí un blog. Tal vez el amor de mi vida sea una computadora y yo no me había dado cuenta. Tal vez estoy leyendo mal las señales que me da el destino. ¡Tengo que estar más atenta! Tal vez el ladrón de bancos era él y yo no supe darme cuenta. Tal vez ahora me vaya a sentar a un bar, con mi novelita de Auster a no esperar que un chico en la mesa de enfrente abra el mismo libro, la misma edición, en la misma pàgina, al mismo tiempo y me sonría.

nada para decir

bip bip. probando esta cosa extraña llamada blog.